Neurosis temprana

Buscaba con despecho,
el canto del cisne muerto,
cantaba con atrevimiento,
alzando mis ojos al techo.

Hypnos me arrullaba,
cuando mi alma tenía fiebre,
y Psyche cual orfebre,
mis sentidos moldeaba.

Pero sola en la torre plateada,
mi mente esperaba encerrada,
entre miedos descorazonadores.

Y llegastes tú, ángel opalino,
con tu amor alejandrino,
con tus luceros triunfadores.

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