Algunos apuntes sobre salud mental


"Ahora mismo estarías tumbada en el sofá, mediodía, durmiendo la siesta. Me habría acercado y te habría dado mil besos por toda la cara, como solía hacer, para que no tuvieras pesadillas, y para que cada día supieras lo mucho que te amaba. 

Siempre estaba a tu lado, aunque no me vieras."

De mi próximo libro, "Pandaemonium".

***

Estamos en un periodo, y perdonadme la frivolidad, en la que la salud mental está en boca de todos. Nada me alegra más, en realidad, sobre todo cuando tengo una tarjeta sanitaria repleta de Sertralinas para la depresión y Lorazepanes y similares para la ansiedad. Y justo ahora se nos va la actriz Verónica Forqué, colgada de su cuarto de baño, después de tantos años de enfermedad mental. Lo más jodido de todo esto, perdonadme la expresión, es que hasta que alguien famoso no destapa las vergüenzas de un estado neoliberal que jamás invierte en salud psicológica, posiblemente no harían nada. Y veremos si este triste caso, de verdad sirve para que cambie algo, porque tampoco las tengo todas conmigo. Lo mismo pasó en 2017 con Mark Fisher en Londres, del que ya hablé en su día, y tantas otras personas anónimas que no pudieron más, y pasaron al otro lado, como diría mi amigo Juan Camós, del podcast "A este lado de la tumba". Nunca un título de un podcast sobre literatura maldita y otros engendros "adorables" (y esto lo digo yo) fue tan revelador.

El duelo, los cuidados y los afectos, esos grandes desconocidos en nuestros días, que parece que estamos poco a poco rescatando en la opinión pública, cuanta falta nos hacía. ¿Cómo es posible que tantas personas tengamos problemas psicológicos? ¿Cómo es posible, que 3 de cada 5 personas tengan ansiedad o depresión hoy en día? De verdad que el sistema se está acelerando cada vez más, y nos consume de igual manera como seres psíquicos, cada vez más. Hoy en día, he llegado a la conclusión, de que ser "anticapitalista" es cuestión de vida o muerte, no una opción meramente política.

Jean Paul-Sartre decía, como buen existencialista francés, que "el infierno son los otros", pero yo me quedo mejor con las palabras de Arthur Rimbaud, "Yo soy el otro". Y es que desde mi experiencia, creo que es más acertada esta máxima ontológica. Cuando en 2014 falleció mi abuelo materno, el golpe fue tremendo, un vacío enorme creció en mí. Ese mismo año fue la primera vez que tuve síntomas de ansiedad, pero sin saber qué demonios estaba pasando. Justo coincidió con mi partida a Toulouse, donde quizás los síntomas aumentaron, y había días en los que ni salía de casa, o me tumbaba en el sofá a esperar que mi cabeza se calmase un poco. De nada ayudó que un domingo saliera a ver el museo de arte moderno, y que de camino viera una persona muerta tendida bajo un balcón, cubierta con una sábana, posiblemente una víctima más de un suicidio. Los "otros", da igual que sean nuestras parejas, familiares, amigos, o simples desconocidos, crean un "ethos" grupal, una comunidad, una semejanza, y un sistema de comunicación, enseñanza y solidaridad, por poner sólo algunos ejemplos.

Cuando alguien fallece, y tiempo después lo viví aún más de cerca, como son el caso del resto de mis abuelos maternos y paternos, así como un tío, y varias personas cercanas, el círculo se estrecha, y hasta ver una noticia trágica en la televisión te da un pellizco al corazón. No digamos ahora durante la pandemia de la COVID-19, donde el tema te hace llorar cada noche. Somos seres humanos, seres sociales, necesitamos el contacto con "el otro" para identificarnos, para darnos sentido a nosotros mismos, y necesitamos de una red de afectos y de cuidados bien establecida, aunque no sea tan evidente, para que nuestra salud mental sane cuando sea necesario, como bien dice la propia palabra, originaria del latín, "sanitas", cualidad de buena salud, que no está loco. No deja de ser curioso que el origen de la palabra precisamente haga mención a la mente.

Seguimos profundizando ¿Es cuestión de melancolía, o incluso de idealización? No lo sé, cuando mi ex y yo lo dejamos, me dijo algo así como (perdonad si me tomo cierta libertad de escritura) "en realidad me tienes idealizada, y por eso me quieres tanto". ¿Hasta qué punto esto es verdad? Pues hasta el punto que le queramos dar, sinceramente. Idealizar el amor, o la amistad, es un puro sentimiento libidinal, y cada uno lo hacemos a nuestra manera, o a nuestro grado de intensidad. ¿Es correcto? Pues es neutral, ni más ni menos. Idealizar a alguien o a sentimientos no es ni bueno ni malo. Es algo natural como humanos, punto. Volvamos a Verónica Forqué.

En sus últimas entrevistas, a parte de ser evidente que algo no andaba bien, la pudimos escuchar contar toda su trayectoria con depresiones (2 espaciadas en el tiempo, si no recuerdo mal). Ella misma contaba que el mundo para ella implosionó cuando se separó de su pareja, después de 30 y pico años casados, y que fue el punto de entrada de todo lo que le vino después, a nivel psicológico.

***

Retornemos al inicio de este artículo, y es que creo que, a nivel ético, e incluso estético (en la acepción filosófica de la palabra, no banalicemos) nos estamos degradando demasiado como especie humana; afinemos aún más. Como seres vivos inteligentes, con consciencia, somos capaces de lograr capacidades y logros increíbles, pero nuestro fondo, nuestro pozo negro, es mucho más profundo, y "la sangre llama a la sangre", en palabras de Stephen King en su preludio sobre "Jerusalem's Loth". Si, estoy mencionando a un escritor de ficción y de terror en un artículo sobre salud mental. Lo mismo me habría servido mencionar a H.P. Lovecraft, como en otras ocasiones, y seguro que no habría molestado. o a E.A. Poe, que murió tirado en la calle, con deliriun tremens, y jamás superó una adicción. Y su calidad no deja de ser inmejorable.

La cuestión es el darnos cuenta de nuestra fragilidad, explorar nuestros límites con gente a nuestro lado, que no nos deje caer, y sobre todo tener mucho cuidado de nuestra psique, que al fin y al cabo, por definición griega, significa "alma humana", y a pesar de que estamos en el siglo XXI, razón no les faltaba, aunque fuera de forma metafórica.


Comentarios

Entradas populares