Reflexiones sobre la Realidad Aumentada en la Teoría General de la Basura
La obra de Agustín Fernández Mallo, en particular su Teoría general de la basura, propone una visión caleidoscópica de la cultura contemporánea, donde los desechos y los restos se convierten en nodos de significado. Dentro de este marco, la realidad aumentada (RA) puede interpretarse como una extensión conceptual de esta idea, pues en su núcleo, la RA no es más que la integración de capas de datos —muchas veces invisibles o descartables— sobre el mundo tangible, resignificando y reconectando lo que ya existe.
Basura Digital: La RA como Residuo
En el universo digitalizado que describe Fernández Mallo, la basura no es solo material: también incluye las capas de información y las señales latentes que orbitan nuestras experiencias diarias. La RA, con su capacidad para superponer datos virtuales a la realidad física, actúa como un mecanismo que rescata fragmentos olvidados o innecesarios (geolocalizaciones, imágenes generadas, mensajes efímeros) y les da un nuevo propósito. Sin embargo, esta misma acción genera residuos:
Datos desechados, versiones obsoletas de la realidad aumentada.
Espacios saturados por elementos que pierden sentido al ser desconectados de su marco interactivo.
La Materialidad de lo Inmaterial
Fernández Mallo insiste en que incluso lo aparentemente etéreo tiene peso en el mundo. La RA, aunque parezca intangible, depende de infraestructuras físicas: servidores, satélites, hardware. Así, la creación y el consumo de experiencias aumentadas no solo transforman la percepción de los objetos, sino que también producen nuevos circuitos de obsolescencia. La RA convierte la información en un flujo continuo de materialidades transitorias, donde lo viejo es desplazado constantemente por lo nuevo, dejando una huella de "basura virtual".
Reensamblar la Experiencia
Desde el punto de vista de Fernández Mallo, la RA puede ser entendida como una herramienta de reensamblaje postmoderno. En lugar de ofrecer una realidad "aumentada" en el sentido lineal, lo que hace es fragmentar la percepción, dispersándola en capas:
Una capa física (lo real).
Una capa informativa (lo aumentado).
Una capa interpretativa (la experiencia subjetiva del usuario).
En este contexto, la RA actúa como un collage contemporáneo que superpone significados sobre significados, de manera similar a cómo la teoría de la basura recontextualiza los restos culturales.
Poesía Basura y RA
Para Fernández Mallo, el arte de nuestro tiempo surge del reciclaje y la resignificación de lo desechado. En este sentido, la RA podría ser vista como una poesía basura, que recicla información residual —imágenes 3D, coordenadas GPS, interacciones digitales efímeras— para convertirla en un acto creativo. Sin embargo, también enfrenta un desafío: el agotamiento del sentido, al saturar las capas de significado hasta el punto de que estas se vuelven invisibles o incomprensibles.
Hacia una Realidad Aumentada Residual
En el marco de la Teoría general de la basura, la RA no solo representa una tecnología, sino también un paradigma cultural. Nos enfrenta con la pregunta de qué significa "aumentar" una realidad ya de por sí saturada de significados fragmentados. ¿Es la RA un intento por domesticar el caos de los residuos culturales, o es en sí misma otro estrato de basura, que perpetúa y amplifica el ciclo de obsolescencia? Fernández Mallo, con su inclinación hacia la poética de lo desechado, podría sugerir que la RA no debe ser vista como un problema, sino como un espejo que refleja la esencia misma de nuestra época: una danza infinita de fragmentos, resignificados y, finalmente, descartados.
Esta visión, lejos de ser pesimista, invita a una exploración estética y filosófica del residuo, donde incluso lo aparentemente inútil puede convertirse en fuente de creatividad.
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