Bajo las ruinas, la tierra sigue latiendo
(Palestina, 2025) He dejado de mirar las noticias durante días. No porque no me importe, sino porque me rompe. Porque hay un punto en que las imágenes dejan de ser imágenes y se convierten en puñales. Pero vuelvo, siempre vuelvo, como se vuelve a una herida que nunca cerró del todo. En Gaza ya no hay calles, solo polvo. Ya no hay infancia, solo nombres en listas imposibles. Porque sí, son nombres, no números impersonales.No quedan hospitales y no quedan abrazos solo una sucesión de cifras que intentan contar lo incontable. La civilización —esa palabra hueca que Occidente pronuncia como un rezo sordo— calla. Mira a otro lado o lo justifica todo en nombre de una historia escrita con sangre ajena. No es nuevo, solo es más obsceno. Mientras escribo esto, hay una madre buscando los restos de su hija bajo los escombros. Mientras me detengo en cada frase, alguien muere sin que nadie escuche su grito desgarrado. No lo sabré. No saldrá en el telediario. Pero está ocurriendo, ahora. Hay niñ...