La melancolía del futuro perdido en la Generación Z
Vivimos en un presente atrapado en sí mismo. Para la Generación Z, a la que pertenezco, la sensación de que el futuro ha sido cancelado no es una teoría abstracta, sino una experiencia cotidiana. En un mundo donde las crisis económicas, climáticas y tecnológicas se acumulan sin cesar, la esperanza de un mañana distinto se ha convertido en un residuo espectral. Sin embargo, esta falta de porvenir no produce resignación, sino una nostalgia extraña: no por el pasado, sino por futuros alternativos que nunca llegaron a existir. Las redes sociales han transformado la forma en que se experimenta el tiempo. El bombardeo constante de imágenes del pasado inmediato genera una sensación de nostalgia prematura: recordamos cosas que ocurrieron hace apenas unos meses como si fueran reliquias de una era lejana. Este fenómeno no solo reconfigura la memoria, sino que alimenta una añoranza por un presente que nunca se sintió como tal, intensificando la idea de que cualquier posibilidad de futuro está ...