"Komm, süßer Tod" y la generación en crisis


Hace tiempo que la idea de que "Kommsüßer Tod" debería de ser un himno generacional milenial lleva rondándome la cabeza, tanto o casi más que la idea de que la propia saga de anime EVANGELION, de donde se extrae la canción, debería de ser también una serie generacional y un estandarte a reivindicar, tanto filosóficamente como psicológicamente. 

Hideaki Anno, la mente detrás de tan tamaña opus magna, fue él mismo compositor de la canción, contando con la voz de Arianne Schreiber. Que siga una progresión escalar en espiral similar al "Canon de Pachebel" refuerza este objetivo icónico, nada casual, y tiene un papel como himno que se repite en nuestra mente, que perdura más allá de época y concepto, pero a la vez la moldea y la transforma en un ente más actual y presente que nunca, dentro de nuestra época postmoderna. Que también sea similar al icónico "Hey Jude" de los Beatles tampoco es casualidad, en tanto que dicha canción actuó como palanca pop y buque insignia de otra generación también perdida, por cierto. Pero quiero centrarme en su ontología, o más bien en su hauntología, tomando prestado el término derridiano.

Anno-sensei situó como personaje principal de la canción a la voz arrepentida de Asuka Langley Soryu, la gran competidora pero a la vez enamorada, del protagonista atormentado de la serie, Shinji Ikari. Sin embargo, y aunque siempre hemos creído que Asuka efectivamente estaba enamorada en secreto de Shinji, su ego jamás nos habría mostrado las palabras tan directas que canta en esta canción, comenzando con ese "I know, i know i've let you down", que resume perfectamente el arrepentimiento y el nihilismo pesimista de toda la canción.


No sólo es pesimista y nihilista, dejando caer ciertas imágenes claramente relacionadas con el suicidio, o en todo caso con el apocalipsis inminente, sino que toda la letra es un recordatorio de la humanidad, en el sentido filosófico del Thanatos y el Eros, siempre en constante lucha, pero a su vez necesitados el uno del otro, en un intento cuasi imposible de mantener en equilibrio ambos aspectos de la naturaleza humana. Es nuestra viva imagen como individuos, nuestra propia lucha personal en reflejo permanente.

"I know we can’t forget de past, you can’t forget love & pride". Al final todo está ya hecho y de nada sirve el arrepentimiento. Ésta es la verdadera llave de Nabucodonosor, el núcleo de toda la saga, el determinismo. Anno se sirve de múltiples referencias religiosas y filosóficas, claramente y curiosamente occidentales: Kant, el realismo continental, la psicología y psiquiatría de Freud, etc. Es nuestra propia lucha, como he dicho antes, interna y externa: nos enfrentamos a nuestros propios demonios internos, mientras que el mundo actual se dirige hacia un final incierto, guiados por el cada vez más amorfo capitalismo, un constructo bizarro, una amalgama de poderes de facto, como ésa religión, mercados, crisis, aumento de la desesperanza, de los miedos, de futuro arrebatado, que en Evangelion expresan muy bien los ángeles (no en vano en japonés el término "tenshin" significa en realidad "apóstol", y en occidente se tradujo de forma dulcificada) y la lucha que unos traumatizados adolescentes llevan a cabo contra ellos, sabiendo de antemano que la lucha ya está perdida. 

"It all returns to nothing", repite el estribillo continuamente, en un alegato circular de eterno retorno característico del nihilismo de Nietzsche, todo vuelve al principio, es decir, a la nada primigenia y líquida, el LCL, el caldo primordial. Marduk recibía en Babilonia sacrificios infantiles, aquí nos sacrificamos la humanidad entera, en pos de un supuesto Bien Supremo. Prometeo sin embargo nunca estuvo acabado.


"I’ll never love again, my world is ending", El Eros tiene las de perder contra el Thanatos, el trauma ya está hecho, viene desde el inicio y solo se acelera y se acentúa, mientras el mundo, nuestro mundo, es lenta pero inexorablemente conducido por fuerzas reactivas hacia su final. Somos Shinji y a la vez somos Asuka, somos los entes se debaten entre su propia naturaleza humana y la crisis.


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Que Hideaki Anno es un maestro que juega con nuestras mentes en todos los sentidos, incluso en el plano musical, se puede ver claramente en otro de sus temas para el "Rebuild", el llamado "God´s Gift", otro claro guiñprometéico. Las fanfarrias de instrumentos de metal, la base al más puro estilo Ministry, nos evocan, no sólo la lucha titánica de Shinji contra los ángeles y contra sus propios miedos, sino que podría ser la perfecta banda sonora del fin del mundo. Justo al final, cuando crees que la civilización llega a su fin, alegremente hace su aparición un solo de trompeta, que podría simbolizar perfectamente el último hombre vivo sobre la faz de la tierra, mientras que todo se funde en el negro primigenio, atemporal, y claramente es un réquiem para toda la raza humana, unas últimas notas para conmemorar el auge y la caída de nuestra especie.


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