Una estancia en el Castillo de Vampiros


A finales de abril de este año pandémico de 2021, Bea y yo lo dejamos, después de dos años viviendo juntos, después de dos años de aventuras, viajes, y anécdotas. Dos meses después, tenía pensado, justo para mi 33 cumpleaños, un viaje a París que al final no pudo ser. ¿A qué viene al caso? Luego entenderéis. Me doy cuenta, después de todo esto, de la facilidad que tengo para la nostalgia y la melancolía.

Han pasado tres meses, y durante estos tres meses, tengo casa (zulo) nuevo, sigo dándolo todo en el trabajo, pero llevo estos tres meses bebiendo casi a diario, y estoy completamente convencido de que soy alcohólico. La historia no viene realmente de ahora, ya viviendo con Bea, las cervezas se consumían casi solas, en una retaíla de latas rojas que llenaban nuestra basura amarilla casi a diario. Y mucho antes, cuando aun vivía con mis padres, pero el tener a alguien al lado me hacía controlarme, no dejarme llevar por las ganas o los impulsos, casi lacanianos, entre el deber y el placer ("Begierde"). Y mira que muchos desprecian a Jacques Lacan. Pero en pleno Antropoceno y en pleno mundo "neoliberalista", sus teorías psicológicas se me hacen más reales y necesarias que nunca.

El caso es que, ¿Cómo me he vuelto alcohólico? o quizás, mejor dicho, ¿Por qué? ¿Qué me lleva a tamaña tontería, aun sabiendo lo dañino que es? La solución tiene una sola palabra, ANSIEDAD. Bebo cuando tengo ansiedad, bebo para calmar la ansiedad. La ansiedad, desde hace ya muchos años, forma parte de mi vida, y en cierta parte, me he acostumbrado a convivir con ella. Desde que vivía en Francia, hasta en Japón, por ejemplo, donde sufrí una disociación en pleno Shinjuku, o más cerquita, en Lanzarote, donde me golpeó la ansiedad viajando en coche con Bea hasta los "Jameos del Agua", y me quedé paralizado completamente sin poder reaccionar, mientras mi vista se nublaba, la ansiedad era realmente mi compañera, pero cuando me da realmente un "ataque de ansiedad", o lo que yo considero que es para mí un ataque de ansiedad, mi manera de sobreponerme, en vez de llenarme de lorazepam recetados, es beber, beber hasta que mi sistema nervioso se calma, y la ansiedad queda sumergida. Sé lo absurdo del sistema.

El problema es, ¿si bebo para calmar la ansiedad, qué es lo que me provoca ansiedad? Soy consciente del cliché del tema, pero si, tengo ansiedad por el propio sistema de vida, por la propia sociedad, que te hace automáticamente responsable de todo lo malo que te pasa. ¿No tienes suficiente dinero? Culpa tuya. ¿No consigues trabajo, o estás estancado en el mismo de siempre? Culpa tuya. ¿Tienes incertidumbre por algo que puede salir bien, o puede salir mal? Tócate los pies, si, efectivamente, estás jodido. Y quien diga los típicos mantras de libros cutres de autoayuda, tipo "es cierto! quien algo quiere, tiene que luchar por ello!!". MENTIRA. Pura y dura mentira. Nadie consigue nada por sus propios medios o actitudes, lo consigue porque el puto sistema liberal le deja conseguirlo, porque seguramente le darás más beneficio, y lo más seguro es que tú, por mucho que te hayas esforzado, acabarás aun más puteado que antes a largo plazo. Esa es la gran mentira de nuestro tiempo, y si, quizás suene a excusa, pero esa es la causa de el aumento de los problemas psicológicos actuales: depresión, ansiedad, estrés, etc. Todo es provocado por una gran mentira social y global.

Mark Fisher, habló de su depresión en su texto "Bueno para nada", justo un año antes de suicidarse (2017). En él dejó muy claro, cómo el propio sistema inglés le había invalidado desde pequeño, y como había coaccionado, a nivel psicológico, para que si no eres bueno en algo, estás jodido, o como mínimo, acabas en una institución medicalizada. La sanidad mental, como él bien dijo, ha sido privatizada, pero no sólo a nivel económico, sino a nivel farmacéutico. Si tienes un atisbo de algo, pastillas. Químicos. ¿Para qué solucionar el origen? Gasta dinero cada semana en pastillas recetadas por el psiquiatra, que así seguirás gastando de por vida. Y si no puedes permitírtelo, allá tu. Por lo menos esto ha empezado a ser menos tabú en España, y ahí tenemos a Íñigo Errejón hablando de salud mental en el parlamento, mientras que un puto fascista le grita "pues ves al médico".

TODOS CONTRA TODOS (o cómo nos dejamos guiar)

Ahora ya he puesto mis excusas sobre la mesa. Ahora toca hablar sobre otras cosas más profundas, por ejemplo, el problema de la "identidad". Otro problema al que nos enfrentamos hoy en día es la neurótica apropiación de las identidades que ha conseguido hacer el sistema sobre ellas. Enfrentarnos el todos contra todos. Todos hemos asistido, antes de la pandemia, a manifestaciones del Orgullo, a manifestaciones feministas por el 8M, y un largo etc. Da muchísima pena, ver como minorías atacan a otras minorías, ya sea por cuestión de género, de raza, de colectivos, etc. TERFs enfrentándose contra Trans. Extranjeros de "x" país enfrentándose contra, por ejemplo, blancos que les apoyan, porque "no sabes lo que se siente, no uses tus privilegios". Gente con ciertas mal-llamadas enfermedades mentales, como las que he dicho antes, renegando de personas que no las tienen. BASTA YA. 

La lucha y la reivindicación es sólo en un sentido, EL DE CLASE, y el sistema se está aprovechando para coger siempre la minoría que más sufre o más resalta en cada momento, para hacernos olvidar que en realidad estamos todos juntos en la lucha, y que da igual que seas gay, trans, lesbiana, bisexual, extranjero/a, comunista, anarquista, o lo que sea. El problema es que somos, todos juntos, clase trabajadora, y nos convencen para que nos peleemos entre nosotros, por medio del identitariarismo, para así olvidar de donde venimos, que buscamos y qué reclamamos. Sentirte orgulloso, por ejemplo, de ser gay, pero de forma identitaria, y atacar a otros colectivos "porque no entienden nuestra lucha", es uno de los más grandes logros del capitalismo y del sistema. La identidad exacerbada es puro ego, y el ego es nuestro enemigo. Nos dividen en nichos, para tenernos controlados, y si peleamos entre nosotros (y hablo desde el lado político, es decir, desde la "izquierda"), jamás, y repito, jamás, conseguiremos nada.


* Todo éste articulo ha sido escrito con una cerveza en la mano, y una botella de sake "Ozeki" fresquito encima de la mesa.

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