Una estancia en el Castillo de Vampiros (apreciación)



Creo que mi anterior posteo se ha llegado a malinterpretar. ¿Qué tenía que ver todo lo que dije, sobre, la depresión, sobre la ansiedad, y sobre la disgregación y los sueños rotos de la izquierda?

En verdad, todo el artículo anterior era una crítica "lacaniana" a la psicología y a la psiquiatría más "academicista", pero también era una crítica al postmodernismo, estipulado por Fredric Jameson, del cual aun tengo mis dudas de que esté a favor o en contra de los tiempos modernos que él mismo definió. Por lo menos es marxista, algunas cosas buenas tendría que tener. Jameson plus Lacan, el combo era bueno, no entiendo muy bien la polémica, pero continuemos.

Como bien dije en mi post anterior, tuve que cancelar un viaje a Francia, si, pero por varios motivos: el viaje intentaba ser con mi ex-pareja, y realmente tenía un motivo específico, que no explicaré aquí. Como bien dije, mi ansiedad, que durante un tiempo estuvo reducida a mínimos, me impide viajar, y menos sólo. Actualmente, soy incapaz de reaccionar ante retos nuevos, y si ahora tengo un apartamento donde vivo, no os podéis imaginar lo difícil que se me hizo, y volviendo al tema del alcohol: la cantidad de cervezas y de botellas que tuve que tomar hasta que me acostumbré a una cierta rutina no está escrita. NOTA mental 1: no soy capaz de afrontar, ahora mismo, cambios en mi vida.

Al menos tengo a mis gatos, Rorro y Mika, que me centran un poco, y me hacen compañía en las noches de insomnio. Ahora mismo son mi pilar principal para afrontar lo que Milan Kundera tituló "La insoportable levedad del ser".

Sobre Mark Fisher, mi querido Mark, no comentaré mucho más, ahí están sus textos en su blog "k-punk", y publicados en Caja Negra Editorial. Son un faro en el camino, sobre todo para los que somos contrarios al establisment. Y mira que él fue doctorando en Warwick, ni más ni menos. Su muerte, me tocó especialmente la patata, y sólo quiero señalar aquí una de sus últimas frases, antes de que se colgara, como años atrás hiciera Ian Curtis, de Joy Division, sobre el que varias veces escribió precisamente Mark. Ian murió, colgado de un tendedero, después de haber escrito algunas de las mejores canciones del siglo XX, como "love will tear us apart", "atmosphere" o "disorder". Deborah Curtis, su mujer, nos lo cuenta en "Touching from a distance", su libro biográfico:

"Había aparcado el coche en la puerta de la casa dejando a su hija Natalie de seis meses en el asiento trasero del Mini Morris. Abrió la puerta se dirigió a la cocina y se tropezó inmediatamente con Ian, ahorcado, suspendido, gracias a los cables blancos de tener la ropa. Ni siquiera chilló. Se quedó paralizada. Eran las once y cuarto de la mañana de ese domingo día 18 de mayo de 1980. Debbie, poco después, reaccionó, se puso histérica. Hablaba sola. Se puso a insultar al cadáver. La palabra más fina era bastardo. "¿Que has hecho hijo de puta?". En el tocadiscos, todavía daba vueltas el vinilo de 'The Idiot' de Iggy Pop"

 El escenario era un Manchester de los 80, completamente gris, completamente abatido, una colmena donde, realmente, en cada casa cada habitante posiblemente sufría depresión y también habría querido morir: "Las neurosis son muy productivas, y muy útiles para el capitalismo".

Sobre el "todos contra todos", no deja de ser el "core" del post anterior, y la estancia principal del Castillo de Vampiros. Putas redes sociales, puto Twitter y puto capitalismo de plataformas, que consigue que pequeños incels se refugien en sus ordenadores, sólo para atacarse unos a otros, incluso desde la propia izquierda, hasta conseguir destruir a la persona de turno que se haya puesto en la diana. Todos somos moralistas, todos somos inquisidores. Hasta que llega alguien a quien le destruís su torre de marfil digital, y se tira desde lo alto. Literalmente. Acusar desde internet es muy fácil, pero la enseñanza que quería transmitir es que, si alguien con cierto nombre o renombre, hace algo mal, seamos capaces de enseñarle su error, y explicarle por qué está mal, en vez de poner dianas en la frente de nadie. Unidad, que es lo que nos falta. Si en un futuro, no tan perdido, queremos poner voz frente al capital, sus medios y herramientas, sus formas de enajenarnos, éste será el camino, el apoyo mutuo y la ayuda entre nosotros, no el descrédito.

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